¡Hola, Kendokas y futuros guerreros del bambú! ¿Alguna vez han sentido esa emoción inmensa al pensar en adquirir su primer equipo de Kendo, o quizás en renovar el que ya tienen, solo para que la alegría se convierta en un rompecabezas de tallas y medidas?
A mí me pasó la primera vez que intenté comprar mi *bogu* online. ¡Fue una odisea! Es un deporte que no solo exige disciplina y espíritu, sino también un equipo que se sienta como una segunda piel, que te proteja de verdad y te permita moverte con total libertad.
He visto a muchos compañeros frustrarse con un *men* que aprieta demasiado, unos *kote* que no permiten un buen agarre o un *do* que no se ajusta correctamente.
Un equipo mal tallado no solo es incómodo, sino que puede afectar tu rendimiento, tu concentración y, lo más importante, ¡tu seguridad en el *dojo*! Por eso, he pasado horas investigando, probando y conversando con expertos para desentrañar todos los secretos detrás de la elección del tamaño perfecto para cada pieza.
Es hora de dejar de adivinar y empezar a equiparse como los profesionales. Aquí te daré todas las claves que he descubierto para que tu experiencia sea impecable desde el primer momento.
En las siguientes líneas, vamos a desglosar este tema a fondo para que nunca más dudes al elegir tu equipo de Kendo. ¡Preparen sus cintas métricas, que vamos a descubrirlo todo!
Vamos a desglosar este tema a fondo, te aseguro que después de leer esto, sabrás exactamente qué talla de equipo de Kendo necesitas.
La clave está en las medidas: ¿Cómo empezar?

Cuando uno se adentra en el Kendo, la emoción de tener tu propio equipo es inmensa. Recuerdo la primera vez que busqué un *bogu*; sentía una mezcla de ilusión y un ligero pánico.
¿Por dónde empiezo? ¡Las tallas! Parece un laberinto, ¿verdad?
Pues no es tan complicado como parece, solo necesitas un poco de paciencia y una cinta métrica. Te lo digo por experiencia, tomarse el tiempo para medir correctamente cada parte de tu cuerpo es la inversión más valiosa que puedes hacer antes de comprar.
Un *bogu* bien ajustado no solo te protege mejor, sino que te permite moverte con la fluidez que exige este arte marcial, mejorando tu rendimiento y, créeme, tu confianza en el *dojo*.
He visto a muchos compañeros frustrarse con un equipo que les queda grande o pequeño, y eso afecta directamente su *kiai* y su técnica. Así que, antes de mirar modelos o precios, ¡manos a la obra con las medidas!
Piensa en ello como el primer paso en tu camino para ser un *kendoka* formidable.
La importancia de una cinta métrica y la ayuda de un amigo.
No subestimes el poder de una cinta métrica flexible. Es tu mejor amiga en este proceso. Pero aquí viene un consejo de oro: ¡pide ayuda!
Medirse a uno mismo, especialmente ciertas áreas, puede dar lugar a errores. Un compañero o un familiar puede ayudarte a obtener mediciones precisas, lo cual es crucial.
Por ejemplo, al medir la circunferencia de la cabeza para el *men*, es fácil que la cinta se desvíe si lo haces solo. Cuando un amigo me ayudó, notamos que mis propias mediciones estaban ligeramente desfasadas, lo que podría haberme llevado a elegir una talla incorrecta.
Además, aprovecha este momento para entender cómo se siente la cinta en tu cuerpo y dónde deberían “sentarse” las diferentes piezas del *bogu*. Es una pequeña inversión de tiempo que te ahorrará muchos dolores de cabeza y posibles devoluciones.
Entendiendo las tablas de tallas de los fabricantes.
Cada fabricante de *bogu* tiene sus propias tablas de tallas, y esto es algo que descubrí a las malas. Lo que en una marca es una “L”, en otra podría ser una “M” o incluso una “XL” ajustada.
Por eso, una vez que tengas tus medidas exactas, es fundamental que compares estas con las tablas específicas de la tienda o del fabricante donde planeas comprar.
No asumas que una talla es universal. Siempre, y repito, *siempre* revisa las tablas. A mí me pasó que un *kote* que me había recomendado un amigo (que lo compró en otra tienda) no me sirvió para nada cuando lo pedí online.
No me fijé en las tablas de esa tienda en particular y acabé con unos *kote* que me bailaban en las manos. Desde entonces, es mi regla de oro: medidas y tabla, una y otra vez.
El Men perfecto: Protegiendo tu mente y tu espíritu.
El *men* no es solo una pieza del *bogu*; es, en cierto modo, tu santuario dentro del *dojo*. Protege tu cabeza y cara de los impactos, claro, pero también te envuelve en una especie de burbuja de concentración.
Si el *men* te aprieta, te roza o te queda holgado, tu atención se dividirá entre el entrenamiento y la incomodidad. Mi primer *men* era ligeramente grande y recuerdo cómo se movía con cada golpe, distrayéndome y hasta haciéndome dudar de si me estaba protegiendo bien.
Fue una sensación horrible que afectó mi confianza. La clave está en un ajuste ceñido pero cómodo, que no restrinja la visión ni la respiración, pero que tampoco se mueva en absoluto.
Tiene que sentirse como una extensión de tu propia cabeza, casi imperceptible una vez que te acostumbras a él. No escatimes en probarte varios si tienes la oportunidad, porque la sensación es muy personal.
Midiendo tu cabeza para un ajuste impecable.
Para el *men*, las dos medidas más importantes son la circunferencia de tu cabeza (desde la frente, pasando por encima de las orejas y la nuca) y la distancia desde la barbilla hasta la parte superior de la cabeza, pasando por delante de las orejas.
Estas dos medidas son el santo grial. Usa tu cinta métrica y asegúrate de que esté ajustada, pero no apretando en exceso. Piensa en cómo llevarías un gorro cómodo.
Cuando me tomé estas medidas por primera vez, las repetí tres veces para asegurarme de que eran consistentes. Un pequeño error aquí puede significar la diferencia entre un *men* que te protege y uno que te molesta constantemente.
Los fabricantes suelen tener gráficos detallados sobre dónde tomar estas medidas exactas, así que revisa sus guías visuales también.
Los diferentes estilos de Men y sus implicaciones en el ajuste.
Además de la talla, el estilo del *men* también influye en cómo se siente. Hay *men* con *mengane* (la rejilla metálica) más cerrados o más abiertos, lo que puede afectar la sensación de espacio y la visibilidad.
También hay diferencias en el acolchado y la forma general. Algunos *kendoka* prefieren un *men* más ligero para mayor movilidad, mientras que otros buscan la máxima protección con un acolchado más denso.
Mi recomendación es que, si tienes la oportunidad, pruebes diferentes estilos. Yo, por ejemplo, al principio pensé que un *mengane* muy abierto sería mejor para la visión periférica, pero luego descubrí que uno ligeramente más cerrado me daba una sensación de mayor seguridad y concentración.
Es una elección personal que se afina con la experiencia.
Kote a la medida: Agarre, protección y libertad en tus manos.
Los *kote* son vitales. Son tus manos las que manejan el *shinai*, las que golpean, las que se defienden. Unos *kote* que no te queden bien pueden arruinar tu técnica y, lo que es peor, no protegerte adecuadamente.
Recuerdo una vez que un compañero, que estaba usando unos *kote* prestados que le quedaban grandes, tuvo un golpe fuerte en la muñeca porque la protección se movió.
Fue un aviso serio. Mis primeros *kote* eran un poco rígidos al principio, lo cual es normal, pero elegí la talla correcta, y con el tiempo se amoldaron perfectamente a mis manos.
La sensación de poder agarrar el *shinai* con firmeza y mover las muñecas con libertad es insustituible. No busques solo que “entren”, busca que se sientan como una segunda piel, que te permitan articular sin esfuerzo.
¿Cómo medir tus manos para unos Kote que no estorben?
Para los *kote*, necesitarás dos medidas clave: la longitud de tu mano (desde la base de la palma hasta la punta del dedo medio) y la circunferencia de tu palma (justo por debajo de los nudillos, sin incluir el pulgar).
Es importante que midas ambas manos, ya que a veces hay pequeñas diferencias. Cuando te midas, mantén la mano relajada, no estirada ni encogida. Estas medidas te darán una base sólida para comparar con las tablas de tallas.
Piensa en cómo quieres que se sientan los *kote*: ajustados, pero no restrictivos. Si tienes dudas entre dos tallas, a menudo es mejor optar por la más pequeña si los *kote* están hechos de materiales que ceden un poco con el uso, pero esto es algo a confirmar con el vendedor.
La flexibilidad es clave: Elegir el tamaño correcto.
Más allá de las medidas, la flexibilidad de los *kote* es algo que valoro muchísimo. Al principio, pueden sentirse un poco acartonados, pero deben permitirte cerrar el puño cómodamente y mover la muñeca sin resistencia.
Si sientes que tus dedos están aprisionados o que no puedes extenderlos completamente, la talla es incorrecta. Yo tuve la suerte de probarme varios modelos en un evento de Kendo y pude notar la diferencia en la articulación de la muñeca.
Algunos *kote* son más anchos en la zona de la muñeca, lo que proporciona más movilidad pero a veces menos protección lateral. Evalúa tu estilo de Kendo y tus preferencias.
Unos *kote* bien elegidos te darán la confianza para ejecutar tus técnicas con la fuerza y la precisión que mereces.
Do y Tare: La armadura de tu torso y cadera.
El *do* y el *tare* son las piezas que protegen tu torso y la zona de la cadera/muslos, respectivamente. Aunque a menudo se les da menos importancia en cuanto a la talla que al *men* o los *kote*, un *do* mal ajustado puede ser increíblemente incómodo y un *tare* que no cubra bien puede dejarte expuesto.
He visto a gente con *do* que les baila, y cada vez que reciben un golpe, el *do* se mueve y amplifica la molestia. O *tare* demasiado cortos que no protegen los muslos.
Mi *do* se ajusta perfectamente a mi cintura y costillas, y los lazos me permiten ceñirlo lo suficiente para que no se mueva, pero sin cortar la respiración.
Es una sensación de seguridad que te permite olvidarte de la protección y centrarte puramente en el *kendo*.
Ajustando el Do a tu cuerpo: Comodidad sin sacrificar protección.
Para el *do*, la medida más importante es la circunferencia de tu cintura/pecho, donde normalmente lo llevarías. La mayoría de los *do* vienen en tallas estándar (S, M, L, XL) y el ajuste se realiza principalmente con los lazos.
Sin embargo, el *do* debe cubrir desde las costillas inferiores hasta aproximadamente el hueso de la cadera. Si es demasiado corto, dejará parte de tu abdomen expuesto.
Si es demasiado largo, podría golpear tus muslos al moverte. Cuando lo compré, me fijé en cómo se sentaba sobre mi *gi* y *hakama*. Debe haber suficiente espacio para que respires profundamente y realices los movimientos de torsión del cuerpo sin que te estorbe.
Recuerda que no debe estar tan apretado que dificulte la respiración, ni tan suelto que se mueva con cada impacto.
El Tare: ¿Más allá del tamaño?
El *tare* es relativamente más indulgente en cuanto a la talla, ya que su ajuste principal es alrededor de la cadera y se sujeta con lazos. Sin embargo, su longitud y ancho son importantes.
Debe cubrir adecuadamente la parte frontal de tu cadera y la parte superior de los muslos. Un *tare* demasiado pequeño puede parecer ridículo y no ofrecer la protección visual y real que se necesita.
Además, los cinco “faldones” (llamados *obi* y *dare*) deben caer bien y no quedar levantados. Para elegirlo, la medida más relevante es la circunferencia de tu cadera, pero también tu altura general.
Los fabricantes a menudo lo asocian a las tallas de *hakama*. Mi consejo es que, una vez puesto, te asegures de que cubra bien la zona, que no se suba al moverte y que los faldones no te estorben.
¡No olvides tu Hakama y Gi! La base de tu uniforme.

Aunque no son parte del *bogu* protector, el *hakama* y el *gi* son fundamentales para tu práctica. Un *hakama* demasiado largo puede hacerte tropezar, y uno demasiado corto te hará sentir fuera de lugar.
Un *gi* que te aprieta restringe el movimiento de tus brazos y hombros, mientras que uno demasiado holgado puede ser incómodo y distraerte. La primera vez que usé un *hakama* prestado que me quedaba un poco largo, sentí que mis pies se enredaban, ¡lo cual es lo último que quieres cuando intentas mantener el equilibrio y la concentración!
Por eso, elegir las tallas correctas para tu uniforme es tan importante como para el *bogu*. Son la base sobre la que construyes tu presencia en el *dojo*.
La longitud ideal del Hakama: Ni tropiezo ni tobillos al aire.
Para el *hakama*, la medida más importante es desde la parte superior de tu cadera (donde normalmente te abrochas los pantalones) hasta el tobillo. Generalmente, el *hakama* debe caer justo por encima de tus tobillos, dejando que se vean un poco los pies, pero sin arrastrar por el suelo.
Si eres mujer, puede ser ligeramente más largo para cubrir un poco más el pie. Es crucial que te midas con el *gi* puesto, ya que el *gi* añade un poco de volumen.
Mi experiencia me dice que es mejor que te lo pruebes con tus *gi* y te mires en un espejo, o pidas una opinión. Algunas tablas de tallas también se basan en la altura general, pero la medida de cadera a tobillo es la más precisa para asegurar la longitud correcta.
El Gi: Un ajuste cómodo para la acción.
El *gi* debe ser cómodo y permitirte una total libertad de movimiento en los hombros y los brazos. Para el *gi*, las medidas clave son el ancho de hombros, la longitud de las mangas (que deben llegar hasta justo por encima de las muñecas) y la longitud total del *gi* (que debe caer por debajo de tu cadera, pero no más allá de la mitad de los muslos).
Yo prefiero un *gi* que se sienta un poco holgado, pero no exageradamente, para que no me estorbe al realizar los *suburi* o al hacer un *men*. Pruébate el *gi* y levanta los brazos por encima de la cabeza, como si estuvieras golpeando con el *shinai*.
Si sientes que te tira o que te restringe, la talla no es la correcta.
Consejos de un veterano: Errores comunes y cómo evitarlos.
Después de varios años practicando Kendo y de haber pasado por la curva de aprendizaje con el equipo, he visto y cometido mi cuota de errores. Y la verdad es que muchos de ellos se pueden evitar con un poco de previsión y conocimiento.
La tentación de comprar lo más barato, o lo más rápido, a menudo lleva a arrepentimientos. Pero te aseguro que invertir un poco más de tiempo y quizá un poco más de dinero en un equipo que te quede perfectamente, es una decisión que agradecerás en cada entrenamiento.
No hay nada más frustrante que un *bogu* que te molesta constantemente, desviando tu atención de la técnica y el espíritu del Kendo. Mi mejor consejo es que seas paciente y que no te apresures en la compra.
No te dejes llevar solo por el precio: La calidad y el ajuste importan.
¡Este es un error clásico! Al principio, busqué el *bogu* más económico que pude encontrar. Y sí, era barato, pero el *men* me quedaba un poco grande, los *kote* eran incómodos y el *do* se movía.
Acabé gastando más dinero a largo plazo porque tuve que reemplazar piezas antes de lo esperado. Un *bogu* de buena calidad, que esté bien hecho y te quede a la medida, no solo durará más, sino que también te protegerá mejor y te permitirá una mejor práctica.
Considera tu *bogu* como una inversión en tu progreso en el Kendo. A veces, pagar un poco más por un ajuste superior y mejores materiales vale cada céntimo.
Pregunta a tus *sensei* o a *sempai* (compañeros con más experiencia) sobre marcas y tiendas de confianza.
Prueba, pregunta y ajusta: No tengas miedo de pedir ayuda.
Si tienes la oportunidad de probarte el equipo antes de comprarlo, ¡hazlo! Visita tiendas especializadas, si las hay cerca. En eventos de Kendo a veces hay puestos de venta donde puedes tocar y sentir las piezas.
Y lo más importante: ¡pregunta! Habla con tu *sensei*, con compañeros más experimentados, con los vendedores. Comparte tus medidas, tus dudas.
Ellos han pasado por lo mismo y pueden ofrecerte consejos invaluables. Yo, por ejemplo, le pregunté a mi *sensei* sobre la sensación ideal para los *kote*, y su explicación me ayudó a entender qué buscar.
No tengas miedo de parecer novato; en el Kendo, la humildad y el deseo de aprender son muy valorados.
¿Dónde comprar y qué buscar? Mi experiencia personal.
Una vez que tengas claras tus medidas y lo que buscas, llega el momento de la verdad: la compra. Hoy en día, tenemos muchísimas opciones, desde tiendas físicas especializadas hasta grandes plataformas online.
Cada una tiene sus pros y sus contras, y mi experiencia me ha enseñado que la mejor opción depende mucho de dónde vivas y de tu nivel de confianza con las compras online.
Recuerdo que mi primera compra fue completamente online, y aunque me costó un poco de investigación, al final salió bien gracias a que me tomé el tiempo de medir y comparar.
Para las siguientes, ya con más confianza, visité una tienda en un evento grande, y la experiencia fue muy enriquecedora.
Tiendas especializadas vs. compras online: Pros y contras.
Las tiendas especializadas físicas tienen la ventaja de que puedes probarte el *bogu*, sentir los materiales y recibir asesoramiento personalizado. Esto es invaluable, especialmente para tu primer *bogu*.
Además, puedes ver y comparar diferentes marcas y calidades en persona. El “contra” es que no siempre hay una cerca y los precios pueden ser ligeramente más altos.
Las compras online ofrecen una mayor variedad y precios a menudo más competitivos, y puedes hacerlas desde la comodidad de tu casa. Pero el “contra” principal es que no puedes probarte el equipo, y las devoluciones pueden ser un engorro si la talla no es la correcta.
Mi consejo es que, si es tu primer *bogu*, y puedes, visites una tienda física. Si no, invierte *muchísimo* tiempo en las medidas y en leer reseñas de otros compradores.
Qué preguntar antes de comprar tu Bogu.
Cuando estés a punto de realizar la compra, ya sea en línea o en una tienda física, no dudes en hacer estas preguntas:
- ¿Qué política de devolución tienen si la talla no es la correcta?
- ¿Hay alguna guía de tallas específica para este modelo o marca?
- ¿Qué mantenimiento especial requiere este tipo de material?
- ¿Cuál es el tiempo de envío estimado (para compras online)?
- ¿Ofrecen algún tipo de personalización o ajuste?
Cuando compré mi segundo *men*, la tienda online me ofreció una videollamada para ayudarme a tomar las medidas, lo cual me dio muchísima seguridad. ¡No te quedes con dudas!
Es tu equipo, tu seguridad y tu comodidad lo que está en juego. Preguntar te empoderará y te asegurará que tomes la mejor decisión posible para tu camino en el Kendo.
| Equipo | Medida Clave | Talla de Ejemplo (cm) |
|---|---|---|
| Men | Circunferencia de la cabeza (frente-nuca) | 67-69 (L), 70-72 (XL) |
| Kote | Longitud de la mano (muñeca a punta dedo medio) | 18-20 (M), 21-23 (L) |
| Hakama | Longitud (cadera a tobillo) | 85-90 (25), 91-95 (26) |
| Gi | Altura (general) | 160-165 (3), 166-170 (4) |
| Equipo | Medida Clave | Talla de Ejemplo (cm) |
|---|---|---|
| Men | Circunferencia de la cabeza (frente-nuca) | 67-69 (L), 70-72 (XL) |
| Kote | Longitud de la mano (muñeca a punta dedo medio) | 18-20 (M), 21-23 (L) |
| Hakama | Longitud (cadera a tobillo) | 85-90 (25), 91-95 (26) |
| Gi | Altura (general) | 160-165 (3), 166-170 (4) |
글을마치며
Queridos kendokas, espero de corazón que esta guía os sea de gran utilidad en vuestra emocionante búsqueda del *bogu* perfecto. Recordad que cada puntada, cada medida, cuenta; no solo es una cuestión de protección, sino de comodidad y, en última instancia, de cómo os sentís y rendís en cada *keiko*. Tomarse el tiempo ahora es evitar frustraciones futuras y asegura que vuestra conexión con el Kendo sea lo más fluida y gratificante posible. ¡Nos vemos en el *dojo*, con un equipo que os haga sentir invencibles!
알아두면 쓸모 있는 정보
1. ¡No te olvides del mantenimiento! Una vez que tengas tu *bogu*, aprende a cuidarlo. Limpiar el *men* después de cada uso y airear el resto del equipo prolongará su vida útil y evitará malos olores. Un buen mantenimiento es parte del respeto a tu equipo y al *dojo*.
2. Consulta a tu *sensei* o *sempai*. Siempre es buena idea pedir consejo a tus maestros o compañeros con más experiencia. Ellos han pasado por esto y pueden darte recomendaciones personalizadas, incluso sugerencias sobre dónde comprar basándose en su propia experiencia en la comunidad de Kendo.
3. La paciencia es una virtud. No esperes que tu *bogu* se sienta “perfecto” desde el primer día. Los *kote* y el *men* especialmente, necesitan tiempo para amoldarse a tu cuerpo. Practica, úsalos y verás cómo, con el tiempo, se convertirán en una extensión natural de ti.
4. Invierte en calidad. Si tu presupuesto lo permite, opta por la mejor calidad que puedas pagar. Un *bogu* de buena calidad no solo ofrece mejor protección, sino que es más cómodo, más duradero y te acompañará durante muchos años de práctica intensa. ¡Es una inversión a largo plazo!
5. Considera tener un segundo par de *kote*. Si entrenas muy a menudo, tener dos pares de *kote* que puedas rotar puede ser muy útil. Permite que un par se seque y descanse completamente mientras usas el otro, prolongando la vida de ambos y manteniendo la higiene.
Importancia de un buen ajuste
En resumen, mi gente del Kendo, la elección de vuestro *bogu* y uniforme no es una mera formalidad, ¡es el cimiento de vuestra práctica! Como alguien que ha vivido cada etapa de este camino, desde el novato ilusionado hasta el *kendoka* que soy hoy, os aseguro que cada medida precisa, cada minuto invertido en investigación y cada pregunta a vuestros *sensei* valdrán la pena. No se trata solo de la talla en sí, sino de la confianza, la libertad de movimiento y la concentración que un equipo bien ajustado os brindará en cada *uchikomi* y cada *kata*. Recordad la importancia de la calidad sobre el precio, de la paciencia en el proceso de adaptación, y de nunca subestimar el poder de un buen consejo. Que vuestro *bogu* sea un aliado que os impulse a superaros día a día, no una fuente de distracciones. ¡A practicar con pasión y seguridad!





